Tengo tu olor y tus caricias rodando aun por mi
piel, por mi espalda, y por mis manos.
Por las risas que se perdían al besarnos, por todos
los lunares que aun no has tocado.
Tengo tu olor entre centímetros y centímetros de
piel que echan de menos cada poro de tu cuerpo, cada gesto y palabra que se
pierde entre los colores de tu almohada, en cada nota de música que se esconde
en tu mirada.
Pero sobre todo, sobre todo tengo tu olor en las historias que tengo que imaginarme, ahora que ya no estás en casa.
Pero sobre todo, sobre todo tengo tu olor en las historias que tengo que imaginarme, ahora que ya no estás en casa.
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