martes, 14 de junio de 2011

Entre ovejas y lobos


No entiendo muchas cosas hoy, quizá porque me he levantado con ganas de dar guerra, o de prohibir al mundo que se trabaje los lunes por la mañana, pero hoy me siento vacía, siento que el mundo gira alrededor de nuestro propio ombligo, sin darnos cuenta de nada, sin importarnos que nuestro vecino pegue a su mujer, mientras pague la cuota de la comunidad, siento que los niños ya no tienen infancia, no hablo de los niños de áfrica que en vez de agua beben barro, ni de los que en vez de jugar con balones los cosen, ni siquiera de los que antes que tener unos patines tienen un arma entre sus manos. Hablo de los niños de nuestro país, de nuestra ciudad, de nuestros barrios, de los que en vez de canicas o chapas tienen miles de aparatos electrónicos de los que se aburren a los dos días, los que contestan a sus mayores, los que tienen más poder que la persona que se dedica a educarlos, esos a los que dar un azote, supone incluso ir a la cárcel. No lo sé, de verdad que no sé a dónde estamos llegando, me siento vacía, siento que no encajo, que vivimos en un país, un mundo donde es más importante cuidar el cuerpo que la mente, en el que la gente no tiene aspiraciones a nada, limitándose a existir, y me mata, de verdad que sí, ver a la gente tan superficial que me rodea, me pone enferma, y me hace sentirme completamente desencajada, me hace querer lograr que mi puzle no encaje con nada para no intoxicarme de la mierda que nos rodea, y que flota en este mundo de borregos.

Seguramente muchos de los que me conozcan, y lean este blog, piensen que soy rara, que me encanta parecer interesante, incluso que soy una ingenua por no conformarme y pensar que se pueden cambiar las cosas.

A todos vosotros, mis queridos borregos, os dedico este post, vivid felices lo que os queda de vuestras mediocres vidas, que yo voy a intentar construirme la mía.

Os espero en mi B612, por si cambiáis de opinión.