«No
concibo que quien nada necesita pueda amar algo no concibo que quien no ama
pueda ser feliz» JEAN-JACQUES ROUSSEAU Emilio o De la educación, Libro IV.
==========
Me he
enamorado tantas veces como me lo ha permitido mi autoestima. He cicatrizado
tantas veces como me lo ha permitido la piel.
==========
Paula se
sentó en su mitad de sofá y contempló lo vacía que había quedado la otra mitad
de su existencia. Y se volvió a preguntar por qué nos empeñamos en llenarla
siempre con otra persona. Por qué llevaba años empalmando una pareja con la
siguiente. Por qué, de todas las cosas difíciles e importantes que había
aprendido a lo largo de estos años, nunca figuraba en la lista la asignatura
pendiente de estar sola.
==========
Porque
amar en silencio no es nada. Porque quien ama en secreto, muere en soledad.
==========
Mira si
era feliz con él que había cerrado toda convocatoria de casting, y para que yo
haga eso…
==========
Soy
adorable. Una muñeca. Soy preciosa. Bueno, en realidad no sé si soy tal como te
digo. Pero te apuesto lo que quieras a que es así como me ves.
==========
Yo solo
quiero que me lleven hasta Paula. Todo lo demás, para mí, es infierno.
==========
«Familia
es con quien quieres estar».
==========
—Estamos
hechos de relaciones, Toscano. Son nuestras relaciones las que nos configuran
como individuos. Relaciones con nuestros padres, con nuestros amigos, con
nuestras parejas. Lo único que hace de nuestra vida una experiencia humana
única e irrepetible.
==========
Los
principios no son principios hasta que te cuestan algo.
==========
«Solo
hay dos etapas en la vida: aquella en la que te dicen que no y aquella en la
que eres tú el que dice que no. La rapidez con la que pasas de la primera a la
segunda es lo que llamamos progreso».
==========
LOS
CUATRO ELEMENTOS, por A. B.
Toscano Mírame bien porque esto que ves no es
una sola persona. Mírame a fondo porque aquí están todas las que me amaron y a
las que alguna vez amé. Ellas me han hecho quien soy. Ellas me han querido, me
han dejado y me han dejado dejarlas. Ellas me han arrastrado por todos los
estados del corazón, y, gracias a ellas, hoy conozco muy bien los cuatro
elementos de la materia afectiva: enamorarse, estar enamorado, querer y amar.
Enamorarse es fuego. Un proceso que todo lo quema y todo lo consume, sobre todo
a quien lo profesa. Como toda autocombustión, afortunadamente no dura para
siempre. Nadie sobreviviría mucho tiempo a esa ceguera, a esa falta de cordura,
a esa cerrazón. Pero tampoco sabríamos cicatrizar sin haberla sufrido nunca.
¿Quién no ha sido nunca pirómano por amor? ¿Quién no ha fingido poder
controlarlo? ¿Quién no ha negado lo que era evidente? En esta hoguera de las
banalidades, la madera que más prende es la fantasía, las llamas se tiñen todas
de rojo pasión, el humo que nos ciega resulta extremadamente tóxico, y hay que
andarse con ojo, pues los celos son sus cenizas. Estar enamorado, en cambio, es
aire. Oxígeno. Inspiración. Llenar el corazón de sangre nueva. Sacarlo a tomar
el fresco. Abrir sus ventanas y dejar que corra el aire, que entre la luz. Todo
huele a nuevo, a necesario y a conveniente. En esta apartada orilla se respira
mucho mejor, dónde va a parar. Como toda brisa, al principio es totalmente
inofensiva, pero si se nos va de las manos y dejamos que venga racheada, puede
estar anunciando tormenta o incluso acabar en huracán. Por eso es importante
que se levante con cierta frecuencia a un ritmo constante, lindo y suavesito.
Que empuje, sí, pero que no despeine. Querer es tierra, posesión y pertenencia.
Delimitación, frontera y exclusión. O quieres conmigo o quieres contra mí.
Hectáreas de deseos mezquinos y egoístas. Por eso es peligroso querer mucho y
sin control, porque aquello que quieres, tarde o temprano, te acabará
poseyendo. Las vallas son muy frecuentes cuando se quiere así. Rígidas normas y
controles de seguridad, vigilancia veinticuatro horas en forma de leyes morales
y miedo, mucho miedo a perder lo que uno tiene. Lo que a este amor le falta es
justo lo que lo acabará estrangulando: su libertad. Por eso, amar es agua. La
combinación estable y perfecta entre la energía del hidrógeno y la vida del
oxígeno. Unidos pero flexibles. Cohesionados, pero adaptables. En otra palabra,
contradictorios. Fluir sin voluntad de correr, liberar con intención de
atrapar, vivir el futuro como si acabase ayer. Peligros, todos los que te
puedas imaginar: la tensión superficial, que mantiene una impermeabilidad
ficticia; las corrientes, que nos pueden arrastrar sin darnos cuenta adonde no
queremos estar; y la temperatura de ebullición, porque aunque no lo parezca, si
te descuidas, también esto puede hervir… y evaporarse.
==========
«Los
amigos se tienen, en las parejas se está».
==========
Al día
siguiente, ella quedó con sus mejores amigas para contarles todas las risas con
pelos y señales, y él quedó con otra amiga para seguir riendo. Aunque ya no fue
lo mismo. Él, que siempre había defendido el humor libre, fue el primero en
notar que, tras haber estado con Paula, quedar con otra tenía muchísima menos
gracia. «No puede ser», se dijo, y decidió quedar con dos amigas a la vez para
ver si con algo de humor en grupo se le acababan las tonterías. Y fue aún peor,
pues todo lo que pudo levantar fue una media sonrisa que no dejó satisfecho a
ninguno de los tres.
==========
La gente
admitía de buena gana que una pareja se gritase en público, pero eso de reírse
así, delante de todos sin ningún pudor, eso no estaba muy bien visto.
==========
Que la
echo de menos. En toda su ausencia. Hasta decir basta. Añoro esos paseos que
nunca dimos por el parque. Añoro esos besos que jamás me dio. Esas risas tontas
que no nos echamos. Esa canción que nunca escuchamos juntos después de no hacer
el amor.
==========
Vivimos
para dejar recuerdos,
==========
—«La
valentía no se mide por lo que uno puede llegar a ganar, sino por lo que uno
está dispuesto a perder»,
==========
El
verdadero romanticismo consiste en ser incoherente con alguno de tus
principios, romperlos y traicionarlos de cabo a rabo, y hacerlo todo por amor a
alguien.
==========