jueves, 10 de octubre de 2013

Las cuatro estaciones.

Si todavía es el calendario el que te dice en que estación te encuentras es porque no le conoces a él.

No has conocido el invierno que es estar sin su piel, sin sus manos, sin sus manos calientes en tu tripa para curar cualquier dolor, sin su aliento en tu cuello mientras duermes o sin su presencia detrás mientras te admira.

No has conocido la primavera que es él besando cada una de tus flores con la humedad de su boca fresca como el rocío de la mañana, la suavidad de su piel como pétalos que te abrazan y mirar a sus ojos y sentir que vuelven a florecer los cerezos, y qué corto se quedaba Neruda.

No sabes lo que es el verano y como es posible derretirse solo con el roce de sus labios, por sudar hasta las ganas cada vez que te acaricia, por preferir comerle a él que a cualquier fruta de temporada (Y eso que son mis favoritas)

Pero sobre todo no sabes lo que es el otoño, ni como es posible marchitarse si estas lejos de él, como recoge sus pestañas cuando caen, como si de las hojas del árbol mas bello se tratara y te mira para hacerte saber que no le hace falta soplar por que ya llegó su estación: la nuestra.

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