domingo, 21 de marzo de 2010

Envidia...


Y quererlo sin querer, y querer-te sin querer, y pensart-e sin querer, y envidiar-te sin querer… al aire que respiras, a la almohada en la que reposas tu cabeza mientras sueñas (conmigo? Tal vez) a la comisura de tus labios cuando sonríes, a las teclas a las que hacer reír mientras las acaricias con las yemas de tus dedos, a tus fotos, a tus rincones, a los recovecos de tu cuarto y de tu cuerpo, a tus sábanas y a tus sueños, a las estrellas que miras, y a las palabras que salen de tu boca, porque están más cerca de ella que yo desde hace mucho tiempo (o no tanto, al menos en mis sueños) a las gotas que resbalan por tu cuerpo al ducharte, mientras recuerdo cuando lo hacíamos juntos, a tu olor, a tus mañanas, y tus despertares. Pero sobre todo, al sol… que entra de madrugada por tu ventana, y puede amanecer contigo…




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