martes, 2 de febrero de 2010

con uno de esos nudos en la garganta...


Y de nuevo vacio, cómo te gustan las norias pequeña Bea… cambias de ánimo tantas veces como la manecilla que marca los segundos en tu reloj, ese reloj que has perdido entre los muebles de tu cuarto, que están tan desordenados como los de tu cabeza… aunque a veces parezca imposible, como esas noches en las que te duele tanto la cabeza, estoy convencida de que lo que te duele son los golpes que producen tus sentimientos que no dejan de correr de un lado para otro. Creo, princesa, que en lugar de una agenda como algún no gigante recomienda, necesitas un carpintero que te los clave todos al suelo, para que si alguien quiere volver a moverlos, tenga que poner mucho cariño y esfuerzo, y para eso, ya lo sabes, no vale cualquiera, que hay mucho perro con forma de rana por ahí…

1 comentario:

Carlos Velado Pulido dijo...

Me empieza a gustar mucho lo que escribes, Bea.